Crema solar facial 360º SPF 30 - 75 ml
El sol es muy beneficioso para la salud porque nos ayuda a sintetizar la vitamina D que necesitamos para fortalecer nuestros huesos, mejora nuestro estado de humor y nos ayuda a recobrar vitalidad. Sin embargo, sin una correcta protección, sus efectos pueden ser muy peligrosos.
Los efectos negativos de la exposición solar provienen principalmente de los rayos ultravioleta (UV): UVA y UVB y de los infrarrojos (IR). La piel dispone de mecanismos naturales para protegernos de ellos, como la formación de melanina, la sustancia responsable del tono bronceado que adquirimos cuando tomamos el sol, pero aun así, no es suficiente.
A corto plazo y a nivel superficial estas radiaciones pueden provocar quemaduras. Y a largo plazo pueden alcanzar la capa más profunda de la piel y causar daños graves, como el fotoenvejecimiento y la alteración de las defensas de la piel llegando a provocar distintos tipos de cáncer.
Cuando hablamos del SPF de un protector solar nos referimos al tiempo de protección ante los rayos ultravioletas. Es decir, el número que acompaña estas siglas nos dice por cuánto tiempo se multiplica nuestra resistencia natural al sol. Por ejemplo, si nos quemamos habitualmente a los 20 minutos de estar expuestos a los rayos solares, con un SPF 15 multiplicaremos este tiempo por 15. Del mismo modo un SPF 20 multiplicaremos este tiempo por 20, y así con todos los factores.
Lo ideal es aplicarlo mínimo una vez al día, tanto en verano como en invierno, e incluso en días nublados. Es importante protegerse de las radiaciones UV tanto los 365 días del año. Sin embargo, si va a haber una mayor exposición al sol, se debe aplicar con mayor frecuencia.
La llevo utilizando dos años y no pienso cambiar.